jueves, 1 de mayo de 2014

Micro Reseña 88: "Terror en la Antártida", Joseph Berna



"Terror en la Antártida" de Joseph Berna (José Luis Bernabéu López, Selección Terror nº541, Bruguera, Barcelona, julio de 1983. Portada de Antonio Bernal).

Lo prometido es deuda: tal y como adelantaba en la reseña de "Cazadores de fantasmas", obra también de Joseph Berna, he vuelto a picar. Y gracias a la magnífica portada del tristemente desaparecido Antonio Bernal, que prometía... bueno, ¿qué es lo que veía yo en esa portada desde que era un chavalito? Básicamente, una INCREÍBLE aventura de exploradores antárticos enfrentados a misterios insondables que, en algún momento, tomarían la forma de un monstruo gigante y recubierto de pelo blanco, una suerte de "El yeti viaja al Polo Sur". O, más concretamente, una revisión de "Who Goes There?" de John W. Campbell Jr. ("La cosa" de Carpenter, para los amigos), y quizá un toque lovecraftiano salido de "En las montañas de la locura"... ¿Era posible, incluso, que estos pioneros de los hielos se toparan con los esqueletos de Arthur Gordon Pym y Dirk Peters? ¿Acaso la forma blanca que aquellos dos atribulados marinos del siglo XIX se hubieran topado con una gran figura blanca envuelta en brumas, y que esa figura fuese... UN MONSTRUACO DE LOS BUENOS?
Como diría alguno de mis críticos más feroces: "Imaginación. El problema es que este caballero tiene demasiada imaginación".
Y en este caso es cierto, pues esa portada de Bernal se habría merecido, como mínimo, una buena historia, y no el apático relato de persecución de tetas y culos que nos brinda Joseph Berna.

La sinopsis es la siguiente:

Una base norteamericana en la Antártida (una Antártida repleta de osos polares -detalle que hará las delicias de amigos como José Manuel de Cárdenas-, los cuales no aparecen en ningún momento... quizá porque allá abajo NO HAY osos polares). De la nada sale un monstruo de dos metros y medio (un monstruo ANTÁRTICO, y eso debe quedar claro, pues es un adjetivo exótico que a Berna le gusta y lo utiliza una y otra vez). El monstruo se carga de vez en cuando a los miembros de la base, y también a los perros de los trineos (porque Berna había visto "La cosa" de Carpenter y se acordaba de los perros). Al mismo tiempo, se sucede el drama: hay dos chicas en la base (la que se deja y la que se deja, pero menos) y un maromo al que conquistar. Y mientras los compañeros mueren a manos del monstruo, el trío erótico-festivo está a ver en qué habitación se mete para mostrar y tocar tetas, etc. Que de esto último es de lo que va la historia, pues lo del monstruo es anecdótico.
Y todo esto, con el habitual estilo puntoyapártico del autor, los chistes imposiblemente tontos, la inexistencia de unos personajes que lo mejor que podrían haber hecho era morir antes de haber nacido... En fin, un desastre como pocos he leído en mi vida.

De nuevo, Joseph Berna compone un auténtico manual inverso para escritores. Y lo digo sin acritud... aunque en esta ocasión, ni siquiera me ha arrancado una sonrisa la ingenuidad de su prosa. Con todo el dolor de mi corazón, debo decir aquello de: "Santo Tomás, dos... y ni una más".

2 comentarios:

  1. Siempre se vuelve a Berna, Alberto :-). Saludos.

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    1. Pues en mi caso, va a transcurrir muuuuuuuuuuuuuuuuucho tiempo hasta que vuelva a picar. Otros muchos autores, hasta los mejores, tienen auténticos bodrios y despropósitos en su haber, pero Berna es el paradigma de la "novela de a duro mala". Con todos mis respetos, claro...

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Si tienes algún problema para comentar, escríbeme al mail sabadonegroalbacete@gmail.com. Soy Alberto López Aroca
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