lunes, 19 de agosto de 2013

Micro Reseña 68: "Un callejón llamado odio", de Peter Debry


"Un callejón llamado odio", de Peter Debry (Pedro Víctor Debrigode; Punto Rojo nº568, Bruguera, marzo de 1973. Portada de Enrique Martín).

Otra estupenda e inmoral (en el mejor sentido de la palabra) novela del maestro Debrigode:
El detective Clem Sterling sólo tiene un cliente: el magnate petrolero Beck Garland (¡Garland!), que maneja los hilos políticos de la ciudad pues tiene al alcalde en el bolsillo. Se avecinan las elecciones, y tanto la hermana de Garland como su hijo no son más que una fuente inagotable de problemas: Maureen está empeñada en casarse con alguien que no está a su altura social, es alcohólica y una rebelde. El señorito Melvin sí que se salió con la suya y se casó con una corista, exnovia de un gángster llamado Joe Cairo.
A todo esto, el dueño de todos los periódicos, el señor Ernest Gutman, tiene a su propio candidato político y está deseando coger a Garland en un renuncio (aunque sea un pequeño escándalo familiar) para hacerse con la alcaldía.
Así que, cuando Maureen Garland aparece borracha en la comisaría después de montar una trifulca en un bar (por suerte dio un nombre falso), Clem Sterling decide apartarla de la circulación durante los quince días que quedan para las elecciones y la encierra en la clínica para dipsómanos del siniestro doctor Virgil. Pero claro, cuando aparece muerto el dueño del bar (que se quedó con el bolso de Maureen), las cosas se ponen feas. Y todavía es peor cuando los cadáveres empiezan a rebosar, cuando alguien dispara contra el gángster Cairo, cuando los sospechosos de todos los crímenes son los miembros díscolos de la familia Garland...

Clem Sterling es el ejemplo de detective duro, violento y absolutamente mercenario (trabaja para Garland porque éste le salvó la vida durante la guerra... aunque no como agradecimiento personal, sino porque le paga sus buenos dólares). Sterling no tiene inconveniente en estrellar una botella contra la cabeza de quien le estorba, en matar a un gángster (y pedir ayuda a otro gángster para deshacerse del cuerpo), en colaborar con los mafiosos, con la policía (corrupta o no), con los políticos... Sinceramente, es un tiparraco de mucho cuidado, sin nada que ver con los clásicos detectives privados bienintencionados y moralmente impolutos.
Además, al lector no le pasarán desapercibidos los nombres de "Cairo" y "Gutman", dos personajes muy importantes, míticos, de un clásico de clásicos que lleva por título "El halcón maltés". ¿Les suena a ustedes...?

Muy, muy bueno, Debry. Y me encanta que haga esos guiños a Hammett y a su compañero Curtis Garland. ¡Bravo!


Otra reseña de esta novela en la página sobre Peter Debry

Una sinopsis de la novela en Biblioteca Negra

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