sábado, 15 de junio de 2013

Micro Reseña 39: "Los dientes del murciélago", Curtis Garland


"Los dientes del murciélago", de Curtis Garland (Juan Gallardo Muñoz; Selección Terror nº57, Bruguera, abril de 1974. Portada de Alberto Pujolar).

Una temprana novela de vampiros de Juan Gallardo que, sinceramente, no está a la altura de su producción en aquella época. Aunque está más cuidada en el aspecto puramente técnico que sus trabajos posteriores, me parece una obra aburrida y sin más interés que su bizarría argumental y algún personaje secundario digno de recuperación:

Estamos en 1899, y el británico Gordon Rose, que acaba de leerse el "Drácula" de Stoker (recién editado en 1897) se marcha de picos pardos a Transilvania. En Londres es un ligón sin par que no deja títere con cabeza, y en los Cárpatos no es menos... Por desgracia, una noche se cuela por la ventana un murciélago que le muerde en el cuello y... nada, pues que ya la tiene liada. "¡Ay, si hubiera puesto ajo en la ventana! ¡Ay, si hubiera creído en las supersticiones de estos ignorantes centroeuropeos!" Pues eso, llanto y llanto. Y para colmo, un médico local lo diagnostica con toda claridad: "En efecto, se ha convertido usted en vampiro". Y para corroborar el tema, ¿qué mejor que una muestra de sangre para que la analice la típica biólogo transilvana pueblerina del siglo XIX?
A todo esto, comienzan a sucederse los asesinatos vampirescos en el pueblo, Gordon huye de regreso a Londres (y deja atrás a su novieta carpatiana)... tan sólo para meterse en un fregado aún más gordo con sus novias.
Dicho de otro modo: ¿Es posible que, casualmente, todas las zagalas que se liga Gordon sean vampiresas? Pues... sí.
El título apropiado para este volumen habría sido, quizás, "Las mujeres vampiro, pero ahora en serio" (eso de "mujeres vampiro" es bastante afecto a Garland; ver, por ejemplo, "La succión de las mujeres vampiro" o "Las mujeres vampiro" en Selección Terror nº6).
Como nota al margen, quiero apuntar la mención a un vampiro de toda la vida, el barón de Kronstedt (un sosias draculiano; se deduce del texto que Stoker se basó en este barón para escribir su novela), así como la presencia de Lionel Strange, un amigote londinense del bueno de Gordon, que va por ahí con su bastón (de puño de plata, claro) y que, según Garland, tras esta historia se dedicó a estudiar e investigar misterios médicos y biológicos, como por ejemplo, el vampirismo. Así que, aquí tenemos a otro personaje rescatable y pasticheable, como el de Robert Hastings (y Rama, su ayudante hindú) en "Anoche salí de la tumba".


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