miércoles, 31 de julio de 2013

Micro Reseña 61: "Ellos, los muertos", Charles Mitchell



"Ellos, los muertos", de Charles Mitchell (Carlos Miguel Martínez, Servicio Secreto nº219, Bruguera, hacia 1954; portada de Jaume Provensal Baus -gracias a Antonio Guerrero González por esta información-. También en Selecciones Servicio Secreto nº18, Bruguera, enero de 1963. El amigo Antonio Guerrero sugiere que es de Desilo).

Me ha sorprendido muy gratamente, al tiempo que me ha impresionado, esta vieja novela de serie negra (negrísima) de Bruguera. Se trata de un policial escrito y publicado hacia 1954, y debo decir que está a la altura, si no de Hammett y Chandler, al menos sí de algunos contemporáneos americanos e ingleses de los anteriores, como James Hadley Chase, Ross MacDonald o Gil Brewer.
"Ellos, lo muertos" se abre con el siguiente párrafo:

"Max Corrigan, físicamente, nunca fue un sujeto agraciado, pero el día que lo extrajeron flotando del Hudson con la carne podrida y agujereada a balazos, ni aun su propia madre hubiera sido capaz de reconocerlo. Aplastado contra el grasiento pavimento portuario de Jersey City como una medusa gigante, el cuerpo formaba a su alrededor un pequeño charco de agua y lodo. Uno de los policías, inclinado sobre el cadáver, se entretuvo en librarle las muñecas sujetas a la espalda con alambres. Luego le dio media vuelta, incorporándose rápidamente con la mano puesta sobre la nariz".

Esto, escrito en España por un español en 1954, me deja de piedra. Por la violencia implícita y explícita, por la crudeza (que se aproxima al gore) de la descripción, por el exquisito gusto de exponer no sólo los aspectos visuales, sino también olfativos del cuerpo encontrado en las aguas del Hudson.
Y esto no es más que el comienzo de la odisea del agente de policía y veterano de la II Guerra Mundial Theodoro W. Martin, un nada amable (y sí muy realista) tipo duro que anda por ahí abofeteando damiselas sospechosas y corredores de apuestas, y que decide vengar la muerte de su amigo Corrigan (otro veterano, además de pintor reconocido -y manco, tras la guerra-, que se metió en asuntos turbios).
Es éste un relato brillante que, repito, podría haber aparecido en la famosa colección de Serie Negra de Bruguera Libro Amigo y habría colado como una obra publicada originalmente en un Black Mask o en alguna otra publicación pulp norteamericana.
Mitchell, además, hace gala de un conocimiento wikipédico del gangsterismo, el argot y la geografía neoyorquina que me ha hecho pensar si Carlos Miguel Martínez no vivió durante un tiempo en Manhattan, y si no fue así, me gustaría mucho saber de dónde diablos sacó toda esa información en una época en que Internet no era ni tan siquiera una entelequia.
Pienso buscar la decena de novelas que este autor publicó en Bruguera, leerlas y reseñarlas y, ya puestos, reivindicar el trabajo de este brillante fotógrafo (en este blog encontrarán ustedes información sobre su vida y obras) que durante un tiempo fue escritor de novelas de a duro.
Si encuentran un Mitchell en un mercadillo, por favor, ¡no se lo piensen! Adquiéranlo. Léanlo. Y pregúntense por qué no existen ediciones modernas de estas obras fundamentales.



lunes, 29 de julio de 2013

Micro Reseña 60: "Katham y las sombras del caos", de Lem Ryan


"Katham y las sombras del caos", de Lem Ryan (Francisco Javier Miguel Gómez; Selección Terror, número especial fuera de colección, Bruguera, febrero de 1985).

INCISO: ¿QUIERE TENER Y LEER ESTE BOLSILIBRO QUE USTED PRESUME QUE NO EXISTE? ¡APOYE EL CROWDFUNDING DE LEM RYAN PARA PUBLICAR "LA FRATI NIGRA" Y CONSIGA "Katham y las sombras del caos" y una nueva y exclusiva edición de "Cazadores de vampiros".
SIGA EL ENLACE:






AVISO: Esto no es, en sentido estricto, una micro reseña. Continúen y comprenderán de qué va esto...



Después del affaire garlandiano (o curtisiano, que de ambas formas puede y debe decirse) de "Monstruos en Baker Street", nos hemos encontrado en los rincones más insospechados de Facebook con la cubierta que encabeza esta entrada del presente blog: una novela de Selección Terror totalmente descatalogada, hasta el extremo de que parecía una de esas bromas (aunque yo prefiero llamarlas "paraficciones") para connoiseurs a las que somos tan aficionados algunos.
Cualquiera que compruebe los exhaustivos listados de coleccionistas e investigadores se dará cuenta de que "Katham y las sombras del caos" no es una obra catalogada de Lem Ryan, y que Katham es uno de los personajes más queridos por el autor (quien le dedicó dos novelas, "La espada de Katham" (Héroes del Espacio nº161, Bruguera, mayo de 1983) y "Espada y brujería" (Héroes del Espacio nº175, Bruguera, septiembre de 1983), y al menos una tercera, "La torre de piedra" (Héroes del Espacio nº215; ver nuestra reseña), que Ryan hubo de reconvertir en una novela genérica). El avispado lector también sabrá que "Sombras del caos" (también reseñada aquí) es quizá la obra más conocida de este escritor por diversos motivos: porque es una de las poquísimas novelas de a duro relacionadas directísimamente con los Mitos de Cthulhu de H.P. Lovecraft, y porque además de su primera edición en la colección Héroes del Espacio, ha tenido recientemente una nueva vida en la revista Delirio (en esta versión, la historia tiene no un nuevo final, sino la conclusión que Bruguera no permitió que los lectores conocieran).

Muchos han mirado la cubierta de esta obra abiertamente mitográfico creativa con algo más que escepticismo. Pero ahora, el mismísimo autor sale a la palestra para dar una pequeña lección de humildad a los expertos: está claro que hay obritas, aquí y allá que, por los más diversos motivos, no tuvieron una distribución tan amplia como la de otros títulos, sólo llegaron a América Latina, o se quedaron en un puñado de pruebas de imprenta.
Como ustedes querrán saber qué ha sucedido, los emplazo a que visiten el blog de Lem Ryan y vean (y lean) con sus propios ojos un fragmento auténtico y reconocido de "Katham y las sombras del caos" y, con suerte, también podremos ver (y leer) el resto antes o después.
(Sin duda alguna, el autor guarda muchas balas en la recámara...)

NUEVO: otro fragmento de "Katham y las sombras del caos"


jueves, 25 de julio de 2013

Micro Reseña 59: "En la boca del lobo", Lou Carrigan

 "En la boca del lobo", de Lou Carrigan (Antonio Vera Ramírez; Terror nº36, Rollán, 1973. Hay ediciones en Selección Terror nº183, Bruguera, agosto de 1976, portada de Desilo -sin acreditar-; Selección Terror nº465, Bruguera, 1982, no sabemos de quién es la portada; y Selección Terror nº43, Ediciones B, 1993, portada de Alberto Pujolar reciclada de Selección Terror nº130).

No todos los bolsilibros de Bruguera eran originales realizados ex-profeso por los diversos autores para las diversas colecciones, sino que de cuando en cuando -y al igual que hizo la colección Galaxia 2001 de Andina/EASA hasta la saciedad- se colaba alguna novelita que ya se había publicado en otra editorial. Por ejemplo, este "En la boca del lobo", que Antonio Vera escribió para Rollán en 1973.

Melville Roark es un hombre hecho a sí mismo, posee una mina de carbón en Alaska, un socio joven y de confianza, y una esposa bella, deseable y mucho más joven que él.
Y mucho dinero.
Así que no es de extrañar que la buena de Mae Roark y el joven Gordon Owells hayan decidido que, antes de tomar la avioneta que los llevará a Anchorage, tienen que matar a Melville y deshacerse de su cadáver. Después, podrán gastarse su dinero en algún lugar paradisíaco.
Pensado y hecho.
Sólo que...
Bien, en la avioneta, además de Charlie, el amabilísimo y simpático (y pintoresco) piloto pelirrojo pecoso que siempre dice "¡Caracoles!", viajan una par de mineros sin suerte que también van a Anchorage. Y en mitad de vuelo, Mae se da cuenta de que, tras haber descuartizado el cadáver de Melville y haberlo convertido en cenizas (con carbón, claro), no limpió el hacha que Gordon utilizó para acabar con Roark. Hay que dar media vuelta. Pero...
Pero los dos mineros sin trabajo saben quién es Mae Roark y, a punta de pistola, anuncian que nada de media vuelta, que el avión irá adonde ellos quieran, y que Melville Roark tendrá que pagar 200.000 dólares por recuperar entera a su mujercita. Pero...
Pero cuando ya está claro que aquello es un secuestro, los motores de la avioneta dejan de funcionar. Y lo que a este grupo de majísimos exponentes del género humano les espera abajo, son los abetos, la nieve... y los lobos.
Y esto no es más que el comienzo...

Una novela estupenda, un thriller que parece una historia de los hermanos Cohen (concretamente de los primeros hermanos Cohen, los de "Sangre fácil"), y que resulta muy satisfactoria a cualquier nivel.
La recomiendo mucho, mucho, mucho.

(Otra reseña de esta novela, en este caso realizada por el amigo Francesc Barceló, se puede encontrar en su blog EL QUIOSCO DE LA RAMBLA).

SOBRE LAS PORTADAS:Merece la pena echar un vistazo al historial portadístico de esta novela que cuenta, como ya han visto ustedes, con cuatro ediciones distintas.
No hemos podido averiguar quién es el autor de la cubierta para la edición original en Rollán (es la imagen que abre esta entrada) y tampoco hemos conseguido dicha cubierta en una resolución mayor.

Selección Terror nº183, 1976. Portada de Desilo. Atentos a la errata en SELEOCIÓN; una cosa bastante rara, puesto que estas cubiertas se maquetaban con plantilla... ¿O estoy equivocado?

La portada de Desilo para la edición de 1976 se recicló para una novela de Curtis Garland publicada en Selección Terror nº515, y que ya hemos reseñado en este blog.


Selección Terror nº515, 1983. Portada de Desilo (reciclada del nº183)
Otra edición de "En la boca del lobo" apareción en Selección Terror nº465, y tampoco hemos podido averiguar quién es el portadista.


Reedición en Selección Terror nº465. ¿Quién será el portadista? 


Selección Terror nº43, Ediciones B, 1993. Portada de Alberto Pujolar (un reciclaje)
La cuarta edición de "En la boca del lobo" corresponde a Selección Terror nº43, de Ediciones B. En este caso, se recicló una portada del gran Alberto Pujolar, correspondiente a Selección Terror nº130 de Bruguera.

Selección Terror nº130, Bruguera, 1975. Cubierta de Alberto Pujolar.


ÍTEM MÁS:
Como curiosidad animal, les dejamos aquí un par de portadas de bolsilibros que también se titulan "En la boca del lobo" y que nada tienen que ver con la novela de Lou Carrigan. (Hay montones de tebeos con ese título: números de The Phantom, Jabato, El Corsario de Hierro, Jorge y Fernando y otros muchos, alguna película, e incluso una novela de Karl May. Y más, claro).



Hazañas Bélicas nº441, Toray


Colección Pistolero nº82, Astri

martes, 23 de julio de 2013

Micro Reseña 58: "Los crímenes del invisible", Curtis Garland


"Los crímenes del invisible", de Curtis Garland (Juan Gallardo Muñoz; Selección Terror nº408, Bruguera, diciembre de 1980. Portada de Agencia Norma).

Segunda incursión (aunque en realidad, es la tercera... véase "El discípulo de Frankenstein" y también "El pánico invisible", del mismo autor) de Juan Gallardo en el tema wellsiano del Hombre Invisible.
Desmond Darnell, un maníaco homicida escapa de un manicomio inglés, se cepilla a un médico y a una enfermera y, por el camino, también a dos científicos chiflados que estaban haciendo unos experimentos bastante raritos...
A todo esto, un compañía de teatro de Grand Guignol llega al pueblecito donde el loco en cuestión descuartizó a unos cuantos vecinos. En el pueblo aún no se han enterado de que hace dos meses, Darnell se fugó de su encierro... pero ahora se van a dar por aludidos, pues el asesino ha regresado... ¡y es invisible!
Otra excelente revisitación garlandiana, con muchas (y bastante creíbles) escenas dramáticas dedicadas a la troupe teatral: debemos recordar que Gallardo realizó sus pinitos en el escenario, y que en esta novela aprovechó para contar algunos de los encuentros y desencuentros que vivió en sus carnes... y de paso, relatar un buen thriller fantástico.
Aunque no se especifica la época en que transcurre la historia, tiene ese sabroso ambiente victoriano con las que Curtis imbuye muchas de sus obras, incluso cuando no tienen lugar en el siglo XIX, como ocurre con ésta.
Muy recomendable.

CON RESPECTO A LA PORTADA:
Pues sí, está acredita como de "Norma" (Agencia Norma, entendemos), que en este caso recurrieron a una imagen utilizada ya en muchas ocasiones, y que corresponde a un fotograma de la adaptación cinematográfica realizada en 1935 por Karl Freund (con Peter Lorre) de la novela de Maurice Renard "Las manos de Orlac" (1920). Aquí tienen ustedes unos cuantos ejemplos de este reciclaje:


El fotograma original
Portada de una revista de cine de 1935


Programa de mano español de la época en que se estrenó la película

Portada de Basil Gogos para Famous Monsters of Filmland nº63 (marzo de 1970)
Me quedo con las ganas de saber quién, en Norma, hizo la versión de esta imagen clásica para la novelita de Curtis Garland...

ÍTEM MÁS: Nuestro amigo Carlos Díaz Maroto ha identificado los ojos de la izquierda de la portada de "Los crímenes del invisible": se trata de los ojos del actor Conrad Veidt en "El gabinete del doctor Caligari" (qué vista la de Carlos, por favor...)
Aquí los tienen:

lunes, 22 de julio de 2013

Micro Reseña 57: "Cómic de terror", Adam Surray

Esta micro reseña está dedicada a Sergio Bleda y a la sección de cómic de la Miskatonic University.


"Cómic de terror", de Adam Surray (José López García; Selección Terror nº376, Bruguera, mayo de 1980. Portada de Antonio Bernal).

Sorprendente, impresionante, imprescindible y muy violenta historia sobre Charles Williams (no el famoso novelista de serie negra; aunque me temo que el nombre no es coincidencia), un aspirante a dibujante de tebeos en los Estados Unidos cuyo estilo demasiado clasicón no es del gusto de editores como DC y Marvel Comics, Warren (todos ellos citados tal cual en la novela), o la californiana Aldrich Publishing Co., empresa editorial de historietas especializada en pornografía violenta, parodias salaces de personajes clásicos, y tebeos de terror sangriento y visceral.
Lo que le están pidiendo al bueno de Charles, que acaba de salir del psiquiátrico después de diez años de internamiento, es sexo y violencia. Y Charles, cuyo sueño es ser un dibujante de comics profesional, piensa darles sexo y violencia. Ultrarrealista, a ser posible.
Si la Aldrich Publishing edita a personajes como Star-Girl, que es una suerte de Barbarella pero con escenas porno muy explícitas (todo tipo de orgías con alienígenas y monstruos, lo que me lleva a pensar en "Druuna" de Eleuteri Serpieri, creada en 1985; recordemos que la presente novela se publicó en 1980), lo que le gusta a Charles Williams son los clásicos de la King Features Syndicate. Así que decide tomar muestras del natural, inspirado en las novias de los personajes más famosos, y ayudado de la siempre buena y fiel guía de teléfonos, busca (para abrir boca) a las Diana Palmer de California, y encuentra a una que es clavadita, clavadita, clavadita a la novia de The Phantom, el famoso personaje de Lee Falk. Y el bueno de Charles, armado con una taladradora, realiza su primer trabajo.
Luego le tocará a Narda, la novia de Mandrake el Mago.
Y después...

Este es la delirante sinopsis de este relato, splattler y gore a partes iguales, muy bien escrito -ya decíamos en una reseña anterior que Surray, al igual que Joseph Berna, era aficionado a los puntos y aparte; pero hace un uso mucho más inteligente que Berna de la técnica rellenadora de páginas y hasta se puede hablar de que tiene estilo propio-, muy agradable de leer -en el sentido de que es una buena historia, aunque tiene sus momentos de revolver las tripas por lo truculento de las descripciones-, y muy correcto. De hecho, me parece una novelita cojonuda y muy original.
Las referencias comiqueras son constantes (por ahí desfilan no sólo personajes como Flash Gordon, Rip Kirby o el Príncipe Valiente, sino también autores como Alex Raymond, Sy Barry, Burne Hogarth y algunos más), y ni siquiera es una apología de "lo peligrosos que son los cómics de terror para la moral y para la salud mental", pues Surray se entretiene en explicar que el chalado de turno ya estaba como una regadera desde antes de que le diera por coleccionar tebeos viejos, por escuchar las voces de los personajes en su cabeza, y por buscar a las novias de los héroes para aprender anatomía con ellas.

Mención aparte merece la portada de Antonio Bernal, que me ha parecido acojonante y casi que única entre las muchas cubiertas de Selección Terror: Creo que logró conjuntar muy bien el estilo pretendidadamente hiperrealista de las ilustraciones de la colección con el tono que se le presuponía entonces a los tebeos.

¡Qué gran novela de a duro, amigos!

sábado, 20 de julio de 2013

Micro Reseña 56: "Pacto... ¡después de morir!", Curtis Garland


"Pacto... ¡después de morir!", de Curtis Garland (Juan Gallardo Muñoz; Selección Terror nº195, Bruguera, noviembre de 1976. Portada de Antonio Bernal).

¡Otro cuasi-pastiche sherlockiano! (O al menos, conandoyleano...)

Estamos en 1890 (aunque al principio del texto se insinúa, por medio de lo que es claramente una errata, que estamos en 1850). Un joven abogado e investigador amateur, Victor Talbot, asiste a una reunión en Kearney Castle, donde hace diez años tuvo lugar un doble crimen resuelto sólo a medias... y los invitados a dicha reunión son ¡los sospechosos de entonces!
Hasta ahí, tenemos un planteamiento a lo "Diez negritos" de Agatha Christie, ¿verdad? Pues no, porque los tiros van por otro lado, ya que la primera parte de la novela -la mejor parte, por cierto- narra con pelos y señales el viaje nocturno de Talbot a su destino, su encuentro con unos salteadores, la aparición de un hombre misterioso llamado Manfred Graham -cuya descripción nos recuerda remotamente a la de algunos justicieros oscurillos, como la Sombra- que le salva el cuello al joven investigador, y que le habla de su inminente muerte en Kearney Castle... y de la posibilidad de que regrese, tan sólo en espíritu, a resolver el misterio de ¿quién le ha matado a usted?
Y, obviamente, eso es lo que sucede...
Si a esta idea le añadimos el detalle de que el joven Talbot es primo (lejano, aseguran los personajes del texto) de Arthur Conan Doyle, de quien Victor ha heredado el gusto por los misterios, nos encontramos con una idea bastante curiosa o, cuando menos, interesante.
Sin embargo, la novela va perdiendo fuelle en cuanto el detective aficionado muere y queda en manos de los sospechosos, que se limitan a acusarse mutuamente, a desmayarse, a gritar porque creen que han visto al fantasma de Talbot...
No está mal; se desperdician muchas posibilidades -sherlockianas- y argumentales (ojalá Curtis hubiera aprovechado más a Manfred Graham, que es un gran personaje), pero en fin, tira que te va. Y la portada de Antonio Bernal me gusta mucho.

viernes, 19 de julio de 2013

Micro Reseña 55: "Cazadores de fantasmas", Joseph Berna



"Cazadores de fantasmas", de Joseph Berna (José Luis Bernabéu López; Selección Terror nº390, Bruguera, agosto de 1980. Portada de Jorge Sampere).

Una dama recurre a la ayuda de dos jóvenes detectives neoyorquinos (guapos, rudos, cómicos, etc.) porque tiene que pasar una semana en una casa embrujada para poder cobrar la herencia de su tío. Todo el rato se meten mano (con erótico resultado), no sucede nada de interés, y al final, el misterio (voces, puertas que se abren y se cierran... vamos, terror del bueno -guiño, guiño; codazo, codazo-) era un Scooby Doo. Si alguien espera una versión española de Carnacki el ghost-finder, un John Silence, un M.R. James o un simple episodio de "Misterio para tres", está jodido.
Ya está. Eso es todo. 
Bueno... eso, y una sucesión de chistes malos, puntos y aparte infinitos, alguna escena de vergonzante erotismo, nulo terror, miedo o misterio -los fantasmas o sus apariciones brillan por su ausencia-, una solución más que manida, una redacción absurda del "Rey del Punto y Aparte", como lo llamó el bueno de Hernán Migoya, que por algún motivo, es fan de Berna.
Es, sin duda, el peor bolsilibro que he leído en mi vida, o al menos en los últimos tiempos. Me he aburrido como una ostra, y me ha parecido pueril -en el mal sentido- a más no poder.
Una tontería como una casa, de verdad.
Por otra parte, debo añadir que me parece una lectura fundamental para cualquier autor (o aspirante), pues aquí se aprende una cantidad de cosas que NO SE DEBEN HACER NUNCA cuando se escribe una historia.
(La portada, por cierto, sí que me gusta).

ÍTEM MÁS: El amigo Llosef (otro espectro), del blog "La décima víctima", le dedica aquí unos párrafos mucho más benévolos que los míos, a algunas obras de Joseph Berna. Os recomiendo su análisis, como decía, más certero y meditado que el mío, pues la verdad es que a mí me han dado ganas de tirar la novelita por la ventana y no leerme (aunque me consta que, antes o después, todos VOLVEMOS A BERNA) "Terror en la Antártida" (Selección Terror nº541). Me espera, sin duda, otro desengaño por culpa de una portada...
aquí, una micro crítica (genial) del amigo Frunobulax sobre otra obra de Berna.
(Y una de arena, en el blog Bolsilibros Bruguera...)

Acabaré picando con esta novela y tendréis reseña de ella... por culpa de la magnífica portada de Antonio Bernal


jueves, 18 de julio de 2013

Micro Reseña 54: "Caza de monstruos", Adam Surray



"Caza de monstruos", de Adam Surray (José López García; Selección Terror nº429, mayo de 1981. Portada de Luis Almazán).

Adam Surray es el autor de la novela de ciencia ficción favorita de mi señor padre, "Amor y muerte en tercera fase". No la he leído porque se perdió (y antes o después, otro ejemplar caerá en mis manos y la verán ustedes reseñada por aquí).
Salvo esa referencia (que no es manca), no conocía más opiniones sobre Surray, y aunque tengo por aquí alguna otra obra suya, ha sido la cuádruple reseña en La décima víctima y un par de comentarios del gran garlandiano Andrés Peláez Paz lo que me ha llevado a meterle mano a esta novelita.
Fantástica. Parece una producción de la Troma Films que se hubiera tomado en serio a sí misma.
El argumento es fascinante: El Departamento de Investigaciones Secretas (D.I.S.) de los Estados Unidos, esto es, los tipos que se dedican a hacer Black Ops dentro del territorio nacional, le encargan a uno de sus agentes (un lobo solitario llamado William Corey) la sorprendente misión de atrapar a cuatro fugados de uno de los muchos "sanatorios secretos" que existen en los USA. Los tipos que se han escapado son, en efecto, cuatro monstruos. Y no es un decir: hay un muchacho con una serie de malformaciones espantosas, un señor que anda por ahí sin piel, un vampiro, y un forzudo demasiado inteligente, demasiado sádico y en general, demasiado cabrón...
Los sanatorios estos son, ni más ni menos, campos de concentración y experimentación biológica con seres humanos (ciudadanos americanos, todos ellos) que por un motivo u otro, resultan un poco raritos.
¡Mengele avalado por Yanquilandia!
Pues sí, esa es la osada historia que nos cuenta (entre descuartizamiento, violación y descuartizamiento) el amigo Surray: una versión perversa de Expediente X, que habría hecho cagarse en los pantalones a Fox Mulder, pues aquí los protagonistas no son los buenos chicos del FBI, sino los cabrones que se dedican a hacer sus mierdas por y para el Gobierno. (Y el tipo que saca la basura; Corey).
Y todo esto, contado con un estilo muy semejante al de Joseph Berna (alias "El rey de los puntos y aparte", que dijo alguien), pero mucho más depurado. Lejos de fastidiarle el ritmo la novela o de convertirla en lectura de cinco minutos (que lo es), ese estilo sin comas y puntoapartístico le da el punto dinámico-kitsch que necesita. (Ah, cuánto he echado de menos los verbos personales en esta novelita...) No me preguntéis por qué, pero por alguna razón, mientras estaba leyendo esta historia me he acordado todo el rato de Cormac McCarthy. Llamadme loco.

En fin, ¡qué alegría y qué sorpresa tan agradable! Y es que mi señor padre (a la sazón, un López García como el señor Surray) estaba en lo cierto.
(Y la portada de Almazán, por cierto, no tiene absolutamente nada que ver con el interior. No hay hombres lobo).

martes, 16 de julio de 2013

Micro Reseña 53: "Cuando tiemblan los cipreses", Curtis Garland



"Cuando tiemblan los cipreses", de Curtis Garland (Juan Gallardo Muñoz; Selección Terror nº515, Bruguera, 1983. Portada de Desilo, reciclada de Selección Terror nº183).


Más mitología creativa (al estilo Farmer de "A Feast Unknown").
¿En quién se basó Stoker para crear al vampiro Drácula? No sólo en Vlad Tepes, sino en... ¡el barón Vrolock! (Recordemos a otro inspirador garlandiano de Stoker, el barón de Kronsteadt, que aparecía en "Los dientes del murciélago" -y según servidor de ustedes, en la apócrifa "Monstruos en Baker Street"-. También deberían leer ustedes la micro reseña sobre "La maldición del vampiro plateado", con Drácula en la India).

Un Van Helsing (llamado aquí por otro nombre) y su hija (muy pequeñita) hicieron lo que había que hacer con el Rey de los Vampiros en su momento, pero... ¡Vrolock a vuelto! ¡A los Estados Unidos! ¡En los años 20! ¡Y en busca de venganza! Y... ¡es venganza de la buena!
Una muy buena revisitación draculiana, de la que no puedo aportar ahora mismo más detalles porque no tengo a mano la obra en cuestión y la leí hace ya unos meses...
No obstante, la recomiendo fervorosamente, pues encontraréis -además del asunto mitográfico creativo- un par de escenas realmente espeluznantes. ¡Bravo!



Selección Terror nº183, portada original de Desilo (Desiderio Babiano Lozano Olivares), 1976

viernes, 12 de julio de 2013

Micro Reseña 52: "El fantasma de Baker Street", Curtis Garland


"El fantasma de Baker Street", de Curtis Garland (Juan Gallardo Muñoz; Servicio Secreto nº1.370, Bruguera, noviembre de 1976. Portada de Miguel García)

(NOTA: Esta micro reseña es un extracto de mi artículo "Sherlock Holmes, Shelby Hakes y Shylo Harding: la aproximación sherlockiana de Curtis Garland", incluido en el volumen "Sherlock Holmes en Rancho Drácula", a la venta por correo postal -sólo 8 euros- AQUÍ). "El fantasma de Baker Street" no es ningún fake de tono homenajístico/humorístico, como lo fue mi post conmemorativo -pues se trataba de la micro reseña número 50 y quise hacer un guiño a los compañeros que también se dedican a la arqueología bolsilibresca- sobre "Monstruos en Baker Street", que nunca existió pero que podría haber sido real).

El fantasma de Baker Street —una obra que ha caído en nuestras manos gracias a la generosidad de Antonio Guerrero González, estudioso de la novela popular y a la sazón, traductor en nuestro país de las lovecraftianas obras del norteamericano David Woolrich (un autor perteneciente a la generación de Norm Eldritch, Jubelo Fowler, King Parker y otros muchos escritores a los que actualmente se está rescatando en nuestro país)— presenta a un paperback writer también estadounidense, el señor Shylo Harding, que viaja a Londres por ocio y para visitar el mítico museo de Sherlock Holmes situado en el 221 de Baker Street. Por diversas vicisitudes, cae en manos de Harding el último manuscrito del doctor John F. Weston (y ojo, pues no señalamos [sic]) donde se relata la aventura postrera de su amigo y compañero, el detective Shelby Hakes, que hubo de enfrentarse en 1897 a un misterioso asesino múltiple (no exactamente un imitador del viejo Jack el Rojo) llamado, sencillamente, “el Degollador”.
Esta obra, en la que no vamos a ahondar mucho más, es un auténtico hallazgo dentro de la literatura pastichera holmesiana pues, que sepamos, no estaba catalogada como tal. El fantasma de Sherlock Holmes se puede enmarcar dentro de ciertas corrientes no exactamente revisionistas, sino más bien negacionistas, esto es, los pastiches que aluden al hecho de que no existió nadie llamado Sherlock Holmes, sino algún otro personaje (Jack Sparks en La lista de los 7 de Mark Frost, el doctor Joseph Bell en diversas obras y series televisivas, son dos ejemplos de esta corriente) en el cual se habría inspirado el doctor Doyle para escribir sus historias. Es, también, el método utilizado por el moderno Padre de la mitología creativa, el difunto Philip José Farmer, en sus obras sobre “las personas reales que sirvieron como base a los creadores de Tarzán y Doc Savage” (hablamos concretamente de la brillantísima A Feast Unknown, 1969, protagonizada por John Cloamby “Lord Grandrith” y James “Doc” Caliban). De hecho, Juan Gallardo llega más lejos y sitúa las originales aventuras de Shelby Hakes al menos veinte o puede que treinta años antes que los primeros casos de Sherlock Holmes: Según Gallardo, Hakes es un hombre anciano en el año 1897, y el doctor Weston obtuvo su doctorado en Medicina en algún momento durante el primer tercio del siglo XIX.
(Mención aparte merece el escritor Shylo Harding, que en la obra desempeña un papel que guarda semejanzas con el del actor Sheridan Hayes en A Three Pipe Problem (Un problema de tres pipas, 1975), un homenaje holmesiano de Julian Symons cuya secuela, The Kentish Manor Murders (Los asesinatos de Kentish Manor, 1988), es bastante inferior al original).
En cualquier caso, se trata de un pastiche de gran importancia dentro del género en España —por sus características mitográfico creativas— y posiblemente a nivel internacional, debido a una pluma de solvencia más que probada, y que merecería una reedición en papel lo antes posible: los sherlockianos merecen leer esta novela.


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jueves, 11 de julio de 2013

Micro Reseña 51: "Esfinge cósmica", Curtis Garland



"Esfinge cósmica", de Curtis Garland (Juan Gallardo Muñoz; La Conquista del Espacio nº710, Bruguera, abril de 1984. Portada de Antonio Bernal. Hay otra edición en Ciencia Ficción nº38, Astri, 1988. Portada de Luis Almazán).

Rhan Seldon ha sobrevivido mil años (o así) criogenizado en una nave espacial "de castigo" por haberse opuesto al régimen totalitario de la Tierra. (Menudo gastazo el de esos fascistas humanitarios, digo yo, si envían al espacio a cada individuo que los cuestiona...) Cuando despierta, Rhan está a tropocientos mil años luz de su planeta, y se frustra mucho (aunque su condena era "a perpetuidad", así que no le debería haber cogido de sorpresa. En fin...) El caso es que se ve atraído por uno de esos simpáticos fenómenos cósmicos que acontecen de vez en cuando y ¡plasca!, termina en un planeta donde lo primero que ve es una especie de esfinge negra (y "ciclópea", nos cuenta Garland), y se encuentra en un lugar descrito así:
"Formas geométricas, rectilíneas masas negras, apenas si se silueteaban en la oscuridad total, formando parte de la misma con la solidez de sus estructuras verticales, prismáticas, a semejanza de bloques de viviendas sin ventanas ni puertas, como una fría y extraña urbe hecha de negros monolitos. Era eso lo que le rodeaba por doquier".
Vamos, un paisaje en la línea de En las montañas de la locura de Lovecraft.
Después la cosa tira por otros derroteros más en hacia La fuga de Logan, pues allá hay civilización humana (no precisamente democrática), y tenemos incluso una "semilla estelar" que suena también muy lovecraftiana, con tentáculos y todo.
Un relato entretenido que tiene sus momentos brillantes (y de vez un cuando, la buena y clásica pelea a puñetazos). Bien.

(No he conseguido la portada de la segunda edición -realizada por Luis Almazán- en mayor resolución. Esto es lo que hay).

Ciencia Ficción nº38, Astri, 1988. Portada de Luis Almazán

ÍTEM MÁS: Seguimos sin tener la portada "original" de luis Almazán con mayor resolución. No obstante, lo que sí hemos conseguido (por casualidad) es la ilustración que Bruce Pennington realizó en 1976 (o 1979, según algunas fuentes) para "The Stone God Awakens", del maestro Philip José Farmer. Parece que el amigo Almazán se inspiró ligeramente en el dibujo de Pennington...




La ilustración original de Bruce Pennington, sin diseño de cubierta:
Pennington, en todo su esplendor.


Y aquí, las dos juntitas:
Un pequeño plagio para la humanidad...



miércoles, 10 de julio de 2013

Micro Reseña 50: "Monstruos en Baker Street", Curtis Garland


"Monstruos en Baker Street", de Curtis Garland (Juan Gallardo Muñoz; Selección Terror, número especial de 196 páginas fuera de colección, Bruguera, marzo de 1976).


El narrador, el doctor John F. Weston, relata cómo el barón de Kronstedt, un noble transilvano, visita al detective londinense Shelby Hakes en 1879 para contratar sus servicios. El problema: se ha extraviado un envío procedente de Suiza, concretamente un cajón de notables dimensiones que contiene una reciente adquisición del barón.
Hakes se pone manos a la obra y, tras un par de rápidas deducciones y de encuentros con mozas turgentes (cantos de sirena a los que el detective hace caso omiso, no como el bueno del doctor Weston), da con el dichoso cajón que contiene nada menos que el cuerpo de una monstruosa mujer conformada con cadáveres de otras damas. (El envío, obviamente, estaba remitido por un tal barón Frankenstein).
A todo esto, Hakes y Weston pierden el cajón tras una cruenta pelea a balazos (de plata) con un hombre lobo, una criatura invisible, y un grupo de zombis recién salidos de alguna morgue. Weston tiene muy claro que Kronstedt no es trigo limpio, pero Shelby Hakes sabe la verdad, y es que esos monstruos en realidad trabajan para un adversario del caballero carpatiano, en concreto un monje ruso que responde al nombre de... Rasputín.


El ejemplar del amigo Efrén Comín (junto con otras novelas de a duro y los planos originales del submarino Bruce-Partington), adquirido durante la II Tertulia Sherlockiana de Madrid. 13 de julio de 2013.

Para acabar con esta ensalada de monstruos, el astuto Hakes recurre a la colaboración de un amiguete suyo, el señor Roger Hastings (y su fiel ayudante hindú, Rahma), que es un especialista en asuntos sobrenaturales, y también recoge por el camino al pistolero texano Drury Reno, que andaba por Londres como parte de un espectáculo del Far West. Y así, tenemos un precipitadísimo confrontamiento final (dos páginas y todo arreglado, amigos) de las tres partes en una mansión de Whitby, con el barón de Kronstedt (cuyo verdadero nombre es el de conde Drácula; revelación nada sorpresiva) haciéndose con un ejemplar de un grimorio llamado “El Negro Libro del Horror” y que le permitiría invocar a un buen puñado de demonios, el monje Rasputín y sus monstruitos repartiendo dentelladas y candela (ruedan cabezas, desaparecen brazos y piernas), y el súper grupo de Hakes armado hasta los dientes con estacas de madera, cruces, más balas de plata (ahora rociadas con agua bendita, por si las moscas), y algunos adminículos anti-zombi patentados por Roger Hastings.
¡Ah! Y al final, el doctor Weston se casa con una de las diversas damas de pechos generosos que aparecen en la narración. (No con la chica remendada de Frankenstein).
Este delirio maravilloso hace referencia a un buen puñado de novelitas curtisianas (como "El fantasma de Baker Street", que reseñaremos aquí oportunamente), y en él presenciamos un intrincado juego metaliterario, pues Curtis en persona nos asegura que está traduciendo una novela escrita por el norteamericano Shylo Harding, autor de novelas baratas...
En resumen, una novelita que no existió y que, sin embargo, podría y debería existir.
Muy, muy, muy divertido, y tan difícil de conseguir, o quizás más, que el poco conocido “Necrolatría” de O. Marshall (Selección Terror nº535, Bruguera, 1983).

(En la imagen de abajo, un artículo sobre “Necrolatría”)




"Monstruos de Baker Street" alcanza precios astronómicos entre los coleccionistas de bolsilibros.



martes, 9 de julio de 2013

Micro Reseña 49: "Escorpiones de oro", Curtis Garland


"Escorpiones de oro", de Curtis Garland (Juan Gallardo Muñoz; Tam Tam nº70, Bruguera, octubre 1983. Portada de Antonio Bernal)

El atractivo e inteligente reportero televisivo Dustin Keller (un tipo especializado en explorar las más tupidas junglas) se va a tomar sus merecidas vacaciones (y ya de paso, casarse), cuando Neil Bascomb, el más eminente aventurero es asesinado por un escorpió dorado... justo cuando iba a revelar al mundo un secreto indecible...
La viuda (joven y tetona) de Bascomb pide a Keller que monte una expedición para averiguar de qué va la cosa y seguir las huellas de su difunto marido, y al asunto se apunta otra viuda de buen parecer... Keller, por supuesto, renuncia a sus vacaciones y a su matrimonio con tal de enterarse de qué va la película... Porque la cosa promete emociones fuertes, ¿no?
Pues no.
Desde ahí, entramos en un aburrido periplo por diversos restaurantes franceses y chinos (en África, eso sí), reuniones con este agente de la ley, con esa novia del domador de escorpiones que responde todo el rato "sí, bwana" (¡aaarrrgghhh!), con el científico ermitaño y su hija que queda prendada del guapo... y sí, en algún momento, algo de acción. (Muy, muy poca).

Esta es una novela que arranca con una trama que recuerda a algunas novelas de Doc Savage y que se adultera a velocidad de vértigo: justo cuando tendrían que empezar los mamporros y los monstruos, resulta que las dos viudas están enamoradas del reportero.
Y tenemos que decirlo: Keller, la verdad, no era para tanto...

(Me ha parecido un tostón, pero en descargo de esta novelita diré que me la terminé de leer. Una pena. Recurra el lector a otros títulos garlandianos de la colección Tam Tam, que sí son cojonudos. O quizás alguien revisite estos "Escorpiones de oro" y le encuentre encanto. Nunca se sabe...)

(Una reseña más benigna AQUÍ).



lunes, 8 de julio de 2013

Micro Reseña 48: "Carruaje fúnebre", Curtis Garland

"Carruaje fúnebre", de Curtis Garland (Juan Gallardo Muñoz; Selección Terror nº148, Bruguera, diciembre de 1975. Portada de Rafael Cortiella).

La inapropiada ilustración de cubierta que representa a un jorobado/enano patizambo deja, de buenas a primeras, mucho que desear... No obstante, el contenido de esta novelita garlandiana tiene cierto interés.
La historia, escrita supuestamente en clave decimonónica (aunque en esta ocasión, el bueno de Curtis no terminó de recrear el ambiente victoriano tan bien como en otras ocasiones), da comienzo en el Museo del Crimen de Scotland Yard, cuando el inspector Moore le cuenta a su colega del otro lado del océano, el capitán Flaherty, el caso que le valió la llegada a Londres, pues hasta entonces sólo había sido un Plinio de Tomelloso como cualquier otro. Y ahí comienza la sucesión de periplos al cementerio de Bradfield, un pueblecito inglés con ínfulas de ciudad, poblado por ciudadanos con mucha mala baba... tanta, que alguno se las ha ingeniado para vengarse de su asesino desde la tumba.
No contento con pintar a unos vecinos twinpeakescos de lo más variopinto (la bruja guapa adoradora de Satanás sólo es uno de ellos), Curtis se trae al pueblo a la consabida periodista y escritora londinense listilla a la que bautiza con el nombre de "Gladys Keeler", quizá para llamar la atención de un lector que se ha dado cuenta de que la trama es un tanto retorcida, como las novelas del gran Harry Stephen Keeler.
¿Se trata de un homenaje al bizarro autor de Chicago? Pues no diría yo que no...
Divertida y entretenida.

jueves, 4 de julio de 2013

Micro Reseña 47: "Seda y niebla para el asesino", Curtis Garland


"Seda y niebla para el asesino", de Curtis Garland (Juan Gallardo Muñoz; Selección Terror nº110, Bruguera, abril 1975. Portada de Alberto Pujolar).

Otra (brillante) aproximación garlandiana al tema del Destripador de Whitechapel.
Tres años después de los crímenes de Jack el Rojo, Londes (concretamente Lambeth) vuelve a sufrir el horror de un asesino de prostitutas: en esta ocasión, el asesino les corta el cuello a sus víctimas, y deja donde buenamente puede una firma grabada, la inicial "S" de "Slaughter". Scotland Yard sufre los ecos del fracaso de tres años atrás, y el joven e inteligente escritor, abogado y reportero Peter Chapman (a la sazón, autor de "Crímenes en la niebla", un volumen sensacionalista sobre el Destripador y otros criminales del mismo palo) se mete a husmear por aquí y por allá.
A todo esto, tenemos al matrimonio Lansbury (ricos venidos a bien) que está pasando por un momento conflictivo, porque el dinero es de ella, y a él le gusta más su turgente criada... y claro, la mejor forma de conservar el modus vivendi y beneficiarse a la exigente muchacha del servicio, es quedarse viudo, ¿verdad?
Juan Gallardo monta un retablo londinense de crimen, más crimen y algo de castigo (con salpicaduras de sangre por doquier y un puñado de escenas de taberna barriobajera), perfectamente adaptable al teatro, donde la niebla se puede cortar (con un cuchillo, claro) y la seda no hace acto de presencia casi que para nada. Ni falta que hace.


BOLA EXTRA:


Buscando (sin éxito) otras reseñas de “Seda y niebla para el asesino”, me he encontrado con un documente Excel colgado en ESTE ENLACE.

No sé exactamente quién es su autor (en las propiedades del documento he encontrado un nombre que no reproduciré aquí), pero yo diría que es un listado personal sobre la colección Selección Terror de Bruguera, una lista de “tengo y no tengo”, estado de las novelas, etc. (Sólo espero que esta lista no se encuentre en un lugar público por error y esté metiendo las narices donde no me llaman. Mis disculpas, si es el caso, al autor).
Lo curioso, al margen de que esté colgado en internet y cualquiera pueda acceder a él, son los comentarios salpicados aquí y allá junto a las novelas. Básicamente, se trata de valoraciones que pueden servir como recomendaciones. Podéis descargarlo en el enlace (es una curiosidad animal, nada más), y aquí os dejo algunos de los comentarios que he encontrado sobre algunos títulos:

“Mujeres vampiro” de Curtis Garland: LA LEI EN 1993, Y NO ME GUSTO
“Los fríos labios de la muerte” de Vic Logan: LA LEI EN 1992, Y NO ME GUSTO
“La hija de Frankenstein”, de Silver Kane: LA LEI EN 1987, EN LA "MILI", Y ESTA BIEN
“Noche de espanto”, de Ada Coreti: LA LEI EN 1992, Y NO ME GUSTO
“El monje sangriento” de Curtis Garland: LA PRIMERA QUE LEI, Y LA MEJOR DE TODAS (Y LA 423)
“El muerto está muy sano” de Clark Carrados: DE LO BUENA QUE ES, LA HE LEIDO DOS VECES YA
“Llegada de un tren” (esta es la 423 que cita el autor): UN SEÑOR NOVELON (DE CURTIS GARLAND)
“Cita en el invernadero” de Lou Carrigan: FUE MI SEGUNDA NOVELA, Y LA COMPRE YO
“El fuego y las mariposas” de Ralph Barby: LA "LEVANTE" CUANDO ESTUVE EN LA MILI EN EL 86
“Revividos” de Ralph Barby: LA LEI EN 1988, MUY BUENA
“Los muertos que no morían” de Clark Carrados: (Selección Terror Extra nº6) de LA MEJOR

Las novelas están marcadas con diversos colorines, y al final del texto aparece esta esclarecedora nota:


“LAS DE COLOR MARRÓN ME LAS QUITÓ MIKEL Y NO HE VUELTO A VERLAS. LAS DE COLOR ROJO NO LAS TENGO”



martes, 2 de julio de 2013

Micro Reseña 46: "Monstruo en la Ópera", Curtis Garland


"Monstruo en la Ópera", de Curtis Garland (Juan Gallardo Muñoz; Selección Terror nº102, Bruguera, 1975. Portada de Salvador Fabá).

Otra estupenda aportación victoriana y pastichera del llorado Juan Gallardo, esta vez con su versión (reconocida en el prólogo a la novela) de "El fantasma de la ópera" de Gastón Leroux, trasladada al Londres post-Destripador (la sombra de Jack el Salsitas planea sobre toda la historia) y protagonizada por un joven reportero de sucesos, un personaje que, al menos por esta vez, tiene matices y trazas de personaje de carne y hueso, y no de vehículo conductor maniqueo.
¿El argumento? Asesinatos misteriosos de "habitación cerrada" en la Ópera de Londres. ¿Sospechosos? Todos los que ustedes deseen, más un monstruo que es tal cual lo retrata el gran Salvador Fabá en la portada.
No es la típica novelita, ni el típico pastiche, a pesar de que el argumento no va mucho más allá de lo habitual en los relatos victorianos de Garland. No obstante, el ambiente está incluso mejor conseguido de lo acostumbrado en el autor (quien suele evocar muy bien la falsa estética victoriana perpetuada por la Hammer).
No aporto más información porque no tengo la novela a mano y la leí hace ya algunos meses, pero no obstante, siempre pueden ustedes echar un vistazo a otra reseña de esta misma obra, recogida en The Jamaa Fanaka Experience.